“Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo. 2 Cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas. 3 Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite; 4 más las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas. 5 Y tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron”. (Mateo 25:1-5).
En este aparte Jesús nos expone el comportamiento de muchos de sus creyentes en el tiempo. Es un hecho que el cristianismo no solo está “cabeceando”, sino que está dormido. La leche produce sueño. El cristiano, por estar nutriéndose año tras año con “alimento de leche” permanece dormido en los postulados emanados de interpretaciones que no siempre coinciden con la Palabra de Dios.
El creyente le tiene recelo al “alimento sólido”, es por tanto reticente a la necesidad de avanzar hacia esa madurez de la cual hace referencia la carta escrita a los hebreos “Por tanto, dejando ya los rudimentos de la doctrina de Cristo, vamos adelante a la perfección; no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas, de la fe en Dios, de la doctrina de bautismos, de la imposición de manos, de la resurrección de los muertos y del juicio eterno. Y esto haremos, si Dios en verdad lo permite”. (Hebreos 6:1-3)
El cristiano promedio teme mirar hacia arriba y por consiguiente teme buscar las cosas de arriba. “Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde esta Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria”. (Col. 3:1-4).
El escritor de la carta a los hebreos expuso “Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño; pero el alimento solido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal”. (Hebreos 5: 13-14)
Esta es una encomienda a quienes son neófitos o niños que deben dejar “ya los rudimentos de la doctrina de Cristo”, para que avancen hacia “la perfección” (lo completo).
Ahora bien es cierto, que Jesús aclaro que el día y la hora del advenimiento de su segunda vigilia, nadie lo sabía, ni él mismo “Bienaventurados aquellos siervos a los cuales su señor, cuando venga, halle velando; de cierto os digo que se ceñirá, y hará que se sienten a la mesa, y vendrá a servirles. Y aunque venga a la segunda vigilia, y aunque venga a la tercera vigilia, si los hallare así, bienaventurados son aquellos siervos”. (Lucas 12:37-38) “Pero de aquel día y de la hora nadie sabe, ni aun los mensajeros que están en el cielo, ni el Hijo, solo el Padre”. (Marcos 13:32)

El periodo que atraviesa la humanidad contaminada por las consecuencias de la rebelión de Satán es llamado la “noche”. “Y a la medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle! (Mateo 25:6) El arrebatamiento acontecerá a la “media noche” de ese lapso; quedando enmarcada la otra mitad en los tres años y medio en los cuales se manifestará el hijo de perdición, igualmente la parte de la anunciada guerra de “Har meguido” (Armagedón) que le corresponde a la Tierra experimentar, que incluye la “Ira de Dios”. Al llegar esa “medianoche” ciertos hechos acontecerán que encenderán las alarmas (un clamor) en el ambiente cristiano a nivel mundial por causa de las manifestaciones angustiosas de muchas personas que en Israel clamaran públicamente denunciando a gritos, lamentaciones y con impotencia acerca de la desaparición de sus seres queridos.

Ese acontecer iniciará a partir de las primeras horas de la tarde, después de la salida de la primera estrella, al comenzar el día israelita según el horario y calendario que los rige “Y fue la tarde y la mañana, un día”, y las agencias noticiosas nacionales israelitas y las internacionales informarán de ese trascendental evento al mundo. Ese clamor alertará a la comunidad cristiana mundial quien despertará de su letargo y de sus entrañas exclamará: ¡Será el arrebatamiento! Su gemido indicara que éste se ha hecho sentir en el mundo, de oriente a occidente, como una imparable avalancha. Proceso que apenas si durara una hora entre meridianos e iniciará en el oriente, en Israel “Acordaos de las cosas pasadas desde los tiempos antiguos; porque yo soy Dios, y no hay otro Dios, y nada hay semejante a mí, que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: Mi consejo permanecerá hare todo lo que quiero; que llamo desde el oriente al ave, y de tierra lejana al varón de mi consejo. Yo hablé, y lo haré venir; lo he pensado, y también lo hare. Oídme, duros de corazón, que estáis lejos de la justicia: Haré que se acerque mi justicia; no se alejará, y mi salvación no se detendrá. Y pondré salvación en Sion, y mi gloria en Israel”. (Isaías 46:9-13)
“y he aquí la gloria del Dios de Israel, que venía del oriente; y su sonido era como el sonido de muchas aguas, y la tierra resplandecía a causa de su gloria”. (Ezequiel 43:2)
“Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo de Hombre”. (Mateo 24:27)
La reacción de los israelitas, radicados en ese “oriente”, en Israel, afectados por esas desapariciones dará testimonio a los suyos y al mundo. Muchos informaran que se trató de un alzamiento inexplicable a los cielos de muchos de sus congéneres. La manera como muchos “desaparecerán” en un abrir y cerrar de ojos asombrará rápidamente al país. El hecho sin precedentes y de esa envergadura llamara la atención de los medios de comunicación y de las autoridades; ello alarmará a los cristianos en el resto del mundo quienes clamaran unos a otros: “Aquí viene el novio salid a recibirlo”