REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES


Jesús al resucitar fue alzado en esa misma madrugada “¡No me toques! Le advirtió Jesús a María Magdalena. Todavía no he ascendido al Padre. Pero ve, busca a mis hermanos y diles que subo a mi Padre al Padre de ustedes, a mi Dios y al Dios de ustedes”(Juan 20:17), y llevado a la presencia de esos tronos que revela Juan en su libro de las Revelaciones (Apocalipsis 4 y 5). Uno de los 24 reyes le dijo al apóstol Juan en medio de su experiencia con el Altísimo y toda su organización “Y uno de los ancianos me dijo: No llores. He aquí que el León de la Tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos” (Apocalipsis 5:5)


Allí Jesús  recibió el reconocimiento de todos los millones de millones presentes, incluyendo a los 24 ancianos (monarcas), conocidos en el organigrama celestial como Elohim (dioses) y a los cuatro seres vivientes conocidos en el organigrama celestial como Yehovah (Varón de guerra) que rodean el trono del Padre, y entonces recibió de ellos el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza, “Y miré, y oí la voz de muchos mensajeros (ángeles) alrededor del trono, y de los seres vivientes, y de los ancianos; y su número era millones de millones, que decían a gran voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza. Y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alánzala honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos. Los cuatro seres vivientes decían: Amén, y los veinticuatro ancianos se postraron sobre sus rostros y adoraron al que vive por los siglos de los siglos.”(Apocalipsis 5:11-14).

Toda autoridad le fue dada a Jesús cuando la creación en pleno resaltó lo mismo que clamará la congregación de Jesús ese día cuando haya sido arrebatada “después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono (Padre) y en la presencia del Cordero (Jesús),vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos; y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono(Padre),y al Cordero”  (Apocalipsis 7:9-10), que solamente a dos personas  al  Padre y al Hijo, se le reconocerá la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos. El Padre entonces le declaró heredero de todo lo que creó, de toda su inconmensurable creación, le resaltó sobre todo nombre. “Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: Rey de reyes y Señor de señores” (Apocalipsis 19:16).Por ello los 24 ancianos (reyes)  también  se sujetaron a su señorío.

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