Todos los hijos de Dios, los que seguimos a Jesús debemos estar atentos y vigilantes con respecto a que en el correr de los tiempos hasta su retorno, a su tierra Israel, surgirían muchos falsos ungidos y profetas
“Porque se levantarán falsos Ungidos y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañaran, si fuere posible, aun a los escogidos” (Mateo 24:24).
Esa advertencia nos dice claramente que no debemos subestimar a Satán ni a sus seguidores, como tampoco los medios que usan para lograr que sus artimañas sean acometidas. Satán y sus acólitos más cercanos conocen plenamente las leyes universales y las manipulan para hacer maldad. Desestimar esa realidad es desconocer la verdad. Es un hecho que Satán y sus lugartenientes no tiene límites en ese aspecto (manipular las leyes universales) ellos en lo que sí están limitados es en que no pueden salir del universo que contaminaron, en donde se encuentra la tierra (lo árido) y nos encontramos nosotros, los adámicos afectados por esa rebelión; pero en cuanto a acceder a la ciencia no tienen limitaciones. Si los científicos mortales día a día logran adentrarse en los secretos que guarda la ciencia, con más razón es de esperarse que Satán y los suyos conozcan plenamente las leyes universales.
Infortunadamente, son los cristianos los que desconocemos lo que debíamos conocer, y por ello no somos hábiles para enfrentarnos contra “los principados, contra las potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo y contra esas huestes espirituales de maldad ubicadas en las regiones celestes o del universo” (Efesios 6:12) Aun cuando está advertido que Dios no nos ha dado “espíritu de cobardía” sino de “poder, de amor y de dominio propio” (2 Timoteo 1:7), Jesús advirtió, que “los hijos de este siglo son más sagaces en el trato con sus semejantes que los hijos de luz” (Lucas 16:8). Los seguidores de Jesús han de vivir con ese poder, ese amor y ese dominio propio, y actuar en conformidad con esos atributos, es decir, que con esos apoyos deben ser más perspicaces, lucidos, intuitivos, avispados, en el trato con su prójimo, desde luego afinando con la advertencia que Jesús hizo: “He aquí, yo os envió como a ovejas en medio de lobos; sed, pues, prudentes como serpientes, y sencillos como palomas” (Mateo 10:16). La sagacidad, la perspicacia y la lucidez no riñen con la prudencia.
Muchos líderes que se presentan en el ambiente “cristiano” no son realmente seguideros de Jesús, aunque así se identifiquen y lo proclamen, e infortunadamente las multitudes les siguen ciegamente. Algunos realizan ciertamente interesantes, portentos, que alucinan incluso, “hacen esas grandes señales y prodigios” que advirtió Jesús, al extremo que evidentemente logran “engañar” aun a muchos “escogidos”.
No debe intimidarnos saber que Satanás, por medio de su sistema de gobierno, está presente y activo en el mundo donde fuimos engendrados, y por el contrario, nos es un deber contrarrestar su organización conociéndola previamente, y ello incluye saber cómo actúa su maquinaria de maldad y sus intereses.
Precisamente recibimos dones espirituales de Dios, mediando el Espíritu Santo, para enfrentarnos a los estamentos de Satán (Efesios 6:12), mas no debemos ir contra la persona de Satán, porque eso le corresponde al Altísimo (Apocalipsis 20:9-10).
Algunos líderes “religiosos” entran en pánico cuando les llegan postulados, que no están de acuerdo a su pobres y algunas veces equivocadas traducciones e interpretaciones de la Biblia (La palabra de Dios ), lo común es que sin hacer el respectivo análisis irse en contra de los supuestos falsos maestros o profetas y atemorizando a sus ovejas, lo cual es un inconveniente que no se ajusta al plan de Dios. Pues se supone que no tengan miedo o prevención aquellos quienes han recibido el llamado de Jesús para ser enviados, quienes han sido llevados primero al discipulado con el fin de que el “Espíritu Santo” los instruyera debidamente, capacitándolos integralmente con el objetivo de que conocieran toda la verdad, y con esa información actuaran como corresponde, sin cobardía, escuchando a esos profetas y a esos maestros, y solamente así poder determinar si son o no falsos.
Los hay que para evitar que sus ovejas avancen utilizan medios persuasivos, en ocasiones coaccionándolos, impidiéndoles “avanzar a la perfección”, Jesús les podría decir hoy lo que les dijo a los fariseos en aquella época. “Mas ¡ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque cerráis el reino de los cielos delante de los hombres; pues ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que están entrando.” Cuando en realidad lo que debemos hacer nos lo aclara la escritura: “Por tanto, dejando ya los rudimentos de la doctrina de Cristo, vamos adelante a la perfección; no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas, de la fe en Dios, 2 de la doctrina de bautismos, de la imposición de manos, de la resurrección de los muertos y del juicio eterno.” (Hebreos 6:1-2)







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