La influencia activa de los buenos ciudadanos hace prosperar la sociedad; la decadencia moral de los malvados la conduce cuesta abajo (Prov. 11:11)
Cada especie fue creada con comportamientos fijos para su cabal funcionamiento. En el caso de los animales, éstos poseen un marco de acción definido que es suficiente para encarar las situaciones para su supervivencia. Este marco es el instinto. A diferencia de los animales, el ser humano posee el don de razonar. Esta capacidad le permite conocer, entender y seguir valores que determinan las consecuencias de sus acciones. No es para inventar y agregar razones para justificar nuestras acciones.
La moralidad es clave para el éxito de una sociedad. Sin patrones de moralidad que regulen el comportamiento, el autocontrol individual no existiría. En una palabra, sin los estándares morales la sociedad no podría funcionar apropiadamente.
El ser humano dispone de dos códigos para regirse en la vida: el primero es la conciencia, es decir, el sentido de lo que es correcto y de lo que es incorrecto; el segundo lo constituyen los principios universales (Normas, reglas, mandamientos).
Actuamos por convicción dentro del patrón diseñado. Este patrón son los Principios Universales, estos constituyen nuestro código de una conducta apropiada. Nuestra vida funciona correctamente cuando vivimos y nos comportamos dentro de unas pautas claras. Si por el contrario, nos llenamos de deseos egoístas y justificaciones humanas, tomaremos decisiones inmorales y por ende incorrectas. Mediante el principio de la moralidad auto regulamos la mente canalizando la creatividad y la imaginación. Todo lo creado tiene un sistema que lo auto regula, de lo contrario se autodestruye.
Cuando la mente no posee lineamientos puede llevarnos a situaciones por fuera de lo moral y además, autodestruimos. El conocer y guiar nuestro comportamiento por los Principios Universales (Ej. mandamientos) nos lleva solo a hacer lo correcto y nos mete en la autopista de los logros, la integridad, la satisfacción y la paz.
Si manejamos nuestra moral al unísono de los principios universales nos convertimos en personas transparentes y no tienen problemas para mirar a las personas a los ojos. Nuestra conciencia siempre está tranquila, debido a que los principios universales nos enseñan cómo debemos construir buenas relaciones con los demás, como crear y sostener una sociedad moral.
Comprender y vivir de acuerdo a los principios no es asunto de una religión o una ideología, sencillamente se trata de construir una vida y comunidad sana. Los primeros beneficiados somos nosotros mismos.
Pasos a seguir
1. Alimente su mente con principios universales. Aprovechando que el ser humano es libre en sus pensamientos, es propicio alimentar su conciencia éstos. De otra forma, sus comportamientos son dominados por impulsos, deseos y las justificaciones humanas.
2. Evite distorsionar los valores. Con la conciencia apoyada en justificaciones humanas puede llegar a invertir los valores y considerar que lo malo es bueno y lo bueno es malo.
3. Acepte y sea sincero. Exponga sus situaciones frente a los principios y valores; si pasa la prueba, son morales: recuerde que la repetición de acciones correctas genera una sensibilidad a los actos morales. Por el contrario, la constante práctica de acciones incorrectas endurece el corazón y van alejando de lo moral, de las personas y de nuestros propósitos correctos.
4. Siga una moralidad que tenga que ver con justicia para las partes involucradas. El precepto más claro para ser justo es: “no hagas a otros lo que no quieres que hagan contigo”. No es una sugerencia, es un deber.
5. Diferencie entre lo acostumbrado, lo legal y lo moral. Algunas personas creen que cualquier cosa, por ser legal, es moral. Las leyes deben estar subordinadas a los principios universales. El aborto, el homosexualismo y la dosis personal en el consumo de narcóticos pueden ser legales, pero no es moral.
6. Desarrolle su sentido común. La mayoría de los valores morales son asuntos de sentido común. Se trata de aplicar lo obvio. Use la razón para encontrar “el por qué” necesita los principios universales. No para justificarse. Enséñele a otros, en especial a los niños a usar el sentido común.
Pensamiento para reflexionar
“Cuando la fortuna se pierde, nada se pierde. Cuando la salud se pierde, algo se pierde.
Cuando la moral se pierde, todo se pierde”.









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