GRATITUD


Cuando doy gracias  y perdono mientras   cierro los ojos y descanso en el silencio, recuerdo mi inocencia y por ende la de todos. Por lo tanto, si me siento atacado o con deseos de atacar, solo tengo que retornar la mente a ese espacio de manera que pueda recordar que ese ataque que siento o que extiendo, no existe solo que en mi imaginación. Por lo tanto tengo el poder de elegir de nuevo la paz en ese “espacio” (estado), para recordar mi inocencia. Así extenderé  esa inocencia a todo, ya que estoy viendo al "mundo" a través de mi inocencia.

Eso no significa que si otra persona en el mundo de las formas (este mundo ilusorio que creemos es nuestra realidad) me ataca, o se siente atacada por mí, ya sea porque dije algo o hice algo que le molestó, vaya a cambiar su comportamiento, sino que al yo reconocer que lo que siento es mi interpretación (percepción) de la situación; tengo el poder de elegir otra manera de ver el comportamiento de mi hermano al invitar  a  nuevo maestro (Espíritu Santo, Cristo o mi ser) y no al sistema de creencia por el que me sigo ahora (ego). Y así poder experimentar esa paz que nada ni nadie en el mundo puede tocar “que sobre pasa todo entendimiento”.

Para que esta práctica pueda de verdad funcionar, hay que de corazón estar dispuesto a mirar todas las oscuridades (ira, resentimiento, miedo, carencia, envidia, angustia, sufrimiento, etc.) que surgen sin culpar ni justificar nuestra posición. De tal modo que toda experiencia se convierte en una gran oportunidad para sanar y perdonar. Todo hermano cuyo "ataque" aparenta ser doloroso para nosotros, es nada más que otra oportunidad para mirar en nuestro interior y sanar algo que nos libera, por lo tanto, ese "ataque" percibido, fue la llave de nuestra libertad, porque fue nada más que otro obstáculo que se trajo a la superficie para ser sanado.

Demos gracias y perdonemos a todo aquel que de alguna manera me haya hecho sentir dolor o incomodidad, pues solo estaba ejecutando su papel de ayudarme a mí a liberarme de mi ira, de mi rencor, de mi dolor, de mi sentido de víctima, de mi injusticia hacia mí mismo, de todo lo que creía me molestaba de ellos, que era como trataba de despojarme de mi culpa al proyectarla en otros.

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