DIRECCIÓN


Donde no hay dirección sabia, caerá el pueblo

Todos llegamos a alguna parte, unos sin intención y otros mediante  una estrategia planeada. Llegar no es únicamente lo importante, es también mantenerse,  reconociendo el tipo de dirección que nos permitió llegar y permanecer atento a sus instrucciones. Si permitimos que lo principios dirijan nuestros pasos, avanzaremos en la dirección correcta.

Puesto que todos necesitamos ser dirigidos para salirnos del camino equivocado y poder encontrar la meta, debemos hacernos dos preguntas claves: ¿Bajo qué dirección avanzan nuestros pasos? Y ¿Estoy caminado por mi propia cuenta y riesgo? Lo cierto es que únicamente lo que se mueve necesitan dirección,  y esta es  encontrada primeramente por aquellos que quieren llegar a algún lado, eso sí evaluando las acciones e intentos. Siendo honestos con nosotros mismos, nuestro creador podrá influenciarnos a través de nuestra conciencia, o de otros, cuyas vidas estén fundamentadas en principios. Cuando nuestra conciencia nos condena es porque sabemos que estamos haciendo algo que no deberíamos estar haciendo y  un corazón  honesto siempre busca una verdad que lo satisfaga.
 
Cuando los principios universales muestran el camino, es decir nos dirigen, logramos pasos positivos. El no seguir a los principios  universales es  hacer el mal, esto mata nuestra confianza y produce culpabilidad. El sentimiento de culpa destruye nuestras vidas, porque perdemos la dirección y empezamos a dudar de nosotros mismos. Pero si sabemos hacia dónde vamos en la vida y lo que estamos haciendo, nos encaminamos hacia un objetivo y cuando lo alcanzamos, somos felices.

En la medida que las personas puedan observar que andamos firmemente alineados con los principios, empiezan a confiar en nosotros.  También disminuimos nuestro margen de error y el crecimiento personal no se detiene. El proceso de la vida es como subir por una escalera. Tiene peldaños, uno tras otro, en un orden establecido para ascender por ella. Si no utilizamos bien el principio de cada peldaño, no podemos encontrar el siguiente y poner el pie en él con seguridad; no se puede seguir en el ascenso hasta que controlemos el presente peldaño.

Siempre busquemos y respondamos a la verdad: Los principios universales. La confianza viene de lo que la verdad  nos está hablando  al corazón. Es por eso que la honestidad, o sea  ser honestos con nosotros mismos y con los demás, crea un ambiente propicio para la vida, libertad y prosperidad. Y aunque  en algunos momentos no  podamos entender todo lo que pasa, podremos confiar en la dirección infalible de los Principios.

Pasos a seguir
1.            Sea honesto consigo mismo al confrontar sus acciones con los principios. Así caminará en la verdad. Esta es toda la clave. No podrá crecer si es deshonesto con usted mismo porque no encontrará la dirección.
2.            Descubra, analice y acepte la verdad que le traen los principios. Así camina por la luz que su conciencia mantiene de manera clara y diáfana.

Pensamiento para reflexionar
“Usted no se vuelve grande al ser dirigido por un mal instructor”


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