El Misionero Pablo nos previene en su carta a los Romanos de lo siguiente: “Hermanos os ruego por la misericordia de Dios que ofrezcáis vuestros cuerpos como sacrificio vivo, consagrado, agradable a Dios; este es el culto que debéis ofrecer. Y no os acomodéis a este mundo; al contrario, TRANSFORMADOS Y RENOVAD VUESTRO INTERIOR para que sepáis distinguir cual es la voluntad de Dios, lo bueno, lo que le agrada, lo perfecto”.
Dos cosas resalta Pablo en esta ocasión que debe hacer el seguidor de Jesús; una es “TRANSFORMARSE” y la otra es “RENOVAR SU SER INTERIOR” para que de esa manera pueda saber y distinguir “cuál es la voluntad de Dios, lo bueno, lo que le agrada, lo perfecto.” Pero lo primero es esa “TRANSFORMACION”. Sin la transformación no se puede dar, no es viable, la segunda que es, la “RENOVACION INTERIOR”
El Señor Jesús nos dejó una enseñanza al respecto: “nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; porque tal remiendo tira del vestido, y se hace peor la rotura. Y nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otra manera, el vino nuevo rompe los odres, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero el vino nuevo en odres nuevos se ha de echar, y lo uno y lo otro se conservan juntamente” (Mateo, Marcos y Lucas). Y Lucas resalta al final la inconveniencia, el peligro, el daño que causa a la persona la no transformación diciendo: “Y ninguno que beba del añejo, quiere luego el nuevo; porque dice: El añejo es mejor, esas son las personas que se amoldaron al mundo.
La trasformación la logra el discípulo de Jesús el Cristo y por ende en camino a ser hecho hijo de Dios, aceptando la labor que haga en su vida el Espíritu Santo o Espíritu de Verdad. Esta entidad, sana o santa por excelencia, tiene como misión guiar a la “nueva criatura” a toda la verdad, no a una parte de esa verdad, sino a su compleja y completa información que conlleva a conocer esa realidad, cual es: la salvación o rescate de este sistema para la restauración de la unidad con el Padre Creador en el Universo eternamente. Asimismo, esa nueva criatura ha de aprender a captar las diferentes maneras como le proveerá Jesús el Cristo informaciones por medio de esta entidad , porque ese Viento Sano o Sagrado en su dependencia absoluta y directa de Jesús “No hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere” de parte de Jesús, para a su vez participárselo al creyente, al discípulo de Jesús, "Y os hará saber las cosas que habrán de venir“ con el fin de que actué en conformidad y en armonía dentro del “ Cuerpo de Cristo”, porque el Espíritu Santo “El me glorificará" ( me dará a conocer ).(Juan)



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