SIERVOS UTILES


Es bueno saber y entender que la misión del  “Espíritu Santo” no coincide con las diferentes creencias que tienen muchos cristianos. El “Espíritu Santo” es enviado por El Padre con un solo objetivo esencial, el de informar de todo aquello que Jesús ha de comunicarles.  Creyentes,  Discípulos y el nivel más alto, hasta antes del arrebatamiento,  Siervos Útiles para El Cuerpo de Cristo; son las tres primeras etapas por las que debe pasar toda persona que llega a un verdadero Redil, estas personas deben actuar a conciencia con base en el pleno conocimiento de la verdad, y  no motivados por experiencias religiosas,  emocionales o supuestamente espirituales que no edifican, sino que distraen y en el peor de los casos malcrían, impidiendo su avance espiritual.

El Redil, mencionado en Juan capitulo 10, es el organismo que conocemos popularmente como La Iglesia, donde llegan todo tipo de personas víctimas de las consecuencias que Satán ocasionó por medio de su rebelión (El mundo actual). Esta organización debe estar liderada por un Pastor constituido por Jesús y debe tener Maestros, también constituidos por Jesús, con la misión de discipular a los creyentes para que Jesús escoja a los que han de ingresar al Cuerpo de Cristo. En otras palabras, con base en la orden que recibieron los enviados o misioneros, la de “hacer discípulos”, todo creyente debe capacitarse para formar parte del Cuerpo de Cristo teniendo en cuenta que no todo el que dice  a Jesús: 

“No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que hace la voluntad del Padre que está en los cielos” (Mateo 7:21)

Los dones espirituales dados a  quienes Jesús escoge para que formen parte de su organización o Cuerpo de Cristo, no los recibe el mero creyente,  quien suele ser un miembro más del montón que engrosa el registro de asistentes y mucho menos si está enmarcado en los postulados de las denominaciones a las que asiste. Generalmente suele ser una “oveja” más destinada para ser entretenida con los espectáculos  eclesiásticos tan comunes hoy en día en las iglesias. Esa oveja o siervo, pero no de Jesús, tristemente va a recibir un alimento espiritual diseñado para que se anime a diezmar, a ofrendar y a quedarse como un simple creyente, un espectador dominguero que espera solo dadivas del cielo y no está interesado en ser un siervo útil, como se espera, para la causa de Jesús según el Plan del Altísimo. Ninguna de esas evidencias que ha de experimentar el discípulo de Jesús, cuando forma parte de ese “Cuerpo de Cristo” se consiguen asistiendo semana tras semana o año tras año a ese tipo de iglesias, donde se preparan siervos útiles pero a los intereses de los  Pastores que los lideran. Al discípulo de Jesús si le corresponde, ofrendar, dar, sembrar, diezmar, influenciar, pero en conformidad con la verdad y con la libertad que Jesús le aporta, para hacer  “las obras que Dios preparó de antemano para llevarlas a cabo” (Efesios 2:10).


TRANSFORMESE, RENUEVESE PERO NO SE ACOMODE A ESTE MUNDO


El Misionero Pablo nos previene en su carta a los Romanos de lo siguiente: “Hermanos os ruego por la misericordia de Dios que ofrezcáis vuestros cuerpos como sacrificio vivo, consagrado, agradable a Dios; este es el culto que debéis ofrecer. Y no os acomodéis a este mundo; al contrario, TRANSFORMADOS Y RENOVAD VUESTRO INTERIOR para que sepáis distinguir cual es la voluntad de Dios, lo bueno, lo que le agrada, lo perfecto”.

Dos cosas resalta Pablo en esta ocasión que debe hacer el seguidor de Jesús; una es  “TRANSFORMARSE” y la otra es “RENOVAR SU SER INTERIOR” para que de esa manera pueda saber y distinguir “cuál es la voluntad de Dios, lo bueno, lo que le agrada, lo perfecto.” Pero lo primero es esa “TRANSFORMACION”. Sin la transformación no se puede dar, no es viable, la segunda que es, la “RENOVACION INTERIOR”

El Señor Jesús nos dejó una enseñanza al respecto: “nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; porque tal remiendo tira del vestido, y se hace  peor la rotura. Y nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otra manera, el vino nuevo rompe los odres, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero el vino nuevo en odres nuevos se ha de echar, y lo uno y lo otro se conservan juntamente” (Mateo, Marcos y Lucas). Y Lucas resalta al final la inconveniencia, el peligro, el daño que causa a la persona la no transformación diciendo: “Y ninguno que beba del añejo, quiere luego el nuevo; porque dice: El añejo es mejor, esas son las personas que se amoldaron al mundo.

La trasformación la logra el discípulo  de Jesús el Cristo y por ende en camino a ser hecho hijo de Dios,  aceptando la labor que haga en su vida el Espíritu Santo o Espíritu de Verdad. Esta entidad, sana o santa por excelencia, tiene como misión guiar a la “nueva criatura” a toda la verdad, no a una parte de esa verdad, sino a su compleja y completa información que conlleva a conocer esa realidad, cual es: la salvación o rescate de este sistema para la restauración de la unidad con el Padre Creador en el Universo eternamente. Asimismo, esa nueva criatura ha de aprender a captar las diferentes maneras como le proveerá Jesús el Cristo informaciones por medio de esta entidad  , porque ese Viento Sano o Sagrado en su dependencia absoluta y directa de Jesús  “No hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere” de parte de Jesús, para a su vez participárselo al creyente, al discípulo de Jesús, "Y os hará saber las cosas que habrán de venir“ con el fin de que actué en conformidad y en armonía dentro del “ Cuerpo de Cristo”, porque el Espíritu Santo  “El me glorificará" ( me dará a conocer ).(Juan)