HONESTIDAD

Las mentiras meterán en dificultades a cualquier hombre, pero la honestidad es defensa suficiente (Prov. 12:13)

Las diferentes definiciones de honestidad apuntan a las acciones verdaderas, es decir, sin engaño. Esto quiere decir que las personas honestas son aquellas que no mienten, no hacen trampa, no roban, ni manipulan. No se puede separar la verdad de la honestidad, porque la verdad es el resultado de la honestidad. Pero la definición completa de honestidad también incluye la intención que acompaña a la verdad de nuestros actos. Esto significa ser transparente como el agua. En la honestidad, no habrá la menor posibilidad de equivocaciones con respecto a quien la practique, llevándonos a los niveles superiores del ser.

La honestidad es la mayor virtud y el núcleo de los valores. En realidad, nunca cambiaremos hasta que vivamos el principio de la honestidad. Es un cimiento sólido para nosotros y la sociedad. El ser deshonesto y el haber propiciado una cultura deshonesta trae muchos problemas. La deshonestidad genera el crimen, la inseguridad y la corrupción.

Si este valor reinara en nuestras vidas, no habría necesidad de echarle llave a las puertas, ni levantar paredes o muros alrededor de los negocios. Viviríamos todos de acuerdo y resolviendo amigablemente las situaciones. No existiría la delincuencia ni se necesitaría de la fuerza policial, porque con gente honesta el crimen cesaría; precisamente el crimen es el producto de la deshonestidad.

Podríamos experimentar la verdad, si buscamos la verdad en nosotros primero, es decir, si no continuamos engañándonos a nosotros mismos, continuando con la ilusión que aparenta ser nuestra vida y aceptamos de una vez por todas la verdad de nuestro ser, aunque eso implique cambiar todo nuestro sistema de creencias (ego).

Pasos a seguir

1. Sea honesto en lo que hace, pero también en lo que dice, lo que piensa y lo que siente. La honestidad es integral.
2. Diga con sus palabras todos los hechos que requiere la otra persona. No omita o acomode las versiones para evitar malos ratos. 
3. Dígale a los demás las cosas que deben saber, aún aquellas que no son fáciles. De hecho, en las relaciones de confianza hay la obligación moral de ser francos, abiertos y directos. 
4. No diga mentiras, pero tampoco medias verdades. En general, evite las exageraciones, prometer lo que no pueda cumplir, deformar deliberadamente una información o encubrir hechos importantes.
5. Sea confiable y recto. Significa no hacer trampas, no manipular, no ser solapado.
6. Conviértase en un formador de honestidad. Recalque éste principio entre los suyos, premie la honestidad y sígala en su vida.

Pensamiento para reflexionar
La corrupción es una enfermedad grave que puede ser curada únicamente con honestidad.

CONFIABLILIDAD


Decir la verdad da gran satisfacción al hombre, y el trabajo arduo le redunda en muchas bendiciones  (Prov. 12:14)

Las relaciones de calidad se construyen sobre el principio de la confiabilidad. Si nos fijamos bien, todo lo creado funciona para inspirar confianza. Nuestras familias, y aún los negocios, se construyen alrededor de personas y cosas que nos inspiran confianza.
La confiabilidad, en general, quiere decir que podemos fiarnos de alguien y estar seguros de su respuesta siempre. Al confiar se asume y se cree en lo que la otra persona hará. “yo confió en que usted llegará a tiempo” o “yo creo en lo que usted me dice”, son importantes manifestaciones de confiabilidad de lado y lado. La confianza es un factor esencial para alcanzar el éxito sostenido, es decir para tener relaciones significativas, amistades duraderas y fructíferas, sociedades exitosas en los negocios y  equipo de trabajo eficaces.

La confianza es un simple estado mental. En tiempos de conflicto es fácil destruirla, pero difícil crearla; cada mentira o engaño es como una bomba de tiempo. Las columnas de confianza se edifican piedra sobre piedra. Sin embargo, ninguna torre es tan alta o tan fuerte, que pueda sostenerse frente a las mentiras y a los engaños que   terminan por socavar sus cimientos. Es por eso que debemos alcanzar en nuestra esencia la confiabilidad, tenemos que producir una valía en nosotros mismos, adquiriendo constancia y regularidad que a la postre redundará en mejores condiciones personales, familiares y profesionales.  El valor de las máquinas se mide por su constancia, mucho más aún el de las personas. La ausencia de confiabilidad rompe con todo.

Cuando entendemos y aplicamos este principio en nuestras vidas nos volvemos personas integras. No  se cambia en  lo que piensa, lo que dice o lo que hace, porque hay congruencia entre las tres acciones. Siempre tendemos a cumplir nuestros deberes. No somos de doble cara y tenemos el valor de hacer lo correcto aunque sea duro y costoso. La honestidad salta a la palestra haciéndonos personas  sinceras, abiertas y que dan la cara. Tendemos a no mentir  y, en especial, no hacemos promesas que no podamos cumplir, por supuesto, no hacemos fraude ni estafa. Y por supuesto la lealtad se manifiesta con una adhesión  continua  a los principios y personas. Defendemos y cuidamos a los nuestros, convirtiéndonos en  buenos amigos, yendo más allá de las expectativas de nuestras familias y equipos de trabajo; velamos por ellos, somos capaces de decir “no” cuando corresponde.

 Pasos a seguir
1. Valore a la gente más que al tiempo o cualquier otro un recurso.
2. Esté atento  lo que debe hacer. La reputación de poco comprometidos nos puede generar barreras en nuestra vida profesional y personal. La gente termina por no creernos o por   no contar con nosotros.
3. Nunca apele a excusas o disculpas. Prefiera la verdad para evitar caer en mentiras para cubrirse, lo que empeora y magnifica la situación.
4. En lo posible cumpla su palabra y espere que los demás procedan de igual manera. Sea franco, sencillo, fácil de llevar  y de entender. Convierta la palabra y el apretón de manos en contratos.
5. Sea tan previsible y estable como el sol que nos alumbra en las mañanas. Aprenda a ser constante en sus pensamientos y en sus emociones.
6. Es muy importante entender que las culturas que no son francas, claras, fijas y previsibles, terminan por ser desechadas y apartadas de la prosperidad.

Pensamiento para reflexionar 
“Aquel que es confiable es como el sol, siempre está ahí, aun cuando la tormenta esté arreciando”